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instaladoenungerundio

Ahora

Ibas siempre con el corazón en la boca,
enunciando frases intensas
de amor y odio
esperanza y amargura.

Esperando con cada respuesta
una potencial caricia,
a riesgo de un disparo certero
en un blanco en movimiento.

Y, sin embargo...

Fueron las ausencias,
lo nunca dicho, sentido o hecho,
las que dieron el golpe fatal
dejando un vacío de latidos.

El Silencio. La Nada. 

Y fue la Realidad, neutral e impasible,
la que descargó toda su energía.
Infinidad de watios concentrados
solo en despertarte.

Una fuerza tal,
que devolvió el ritmo constante,
retumbando varios centímetros más abajo,
ahora protegido entre dos costillas.

Respiró hondo y, con cada bombeo,
se sintió más fuerte,
más cuerda,
más feliz...


Más viva que nunca.

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